sábado, 13 de junio de 2009

LAMA ZOPA RIMPOCHE

Cuando me llegó la noticia de la visita del Lama Zopa Rimpoché a nuestro país me pareció una ocasión que no podía dejar pasar. Tener la oportunidad de conocer y escuchar a un líder espiritual de su talla y que merece mi admiración me pareció una suerte que difícilmente se podría repetir.

Interesante panorama el que se había congregado en torno a esta visita. En vez de un puñado de gente un poco estrambótica y singular que esperaba ver, me encontré con un grupo de unas 200 personas de toda clase y condición. La verdad es que rara vez he visto reunido en un mismo grupo un abanico tan representativo y rico de nuestra sociedad.

Cuando el Ven. Lama Zopa Rimpoché hizo su aparición, un respetuoso silencio se hizo a su alrededor. Saludos a la forma oriental con las manos juntas y agachando la cabeza a su paso. Sonrisas e imposiciones fueron haciendo el camino hasta la sala donde iba a tener lugar las enseñanzas del Venerable.

Unos cantos y una meditación que duró media hora inauguraron la exposición de sabiduría. En un ambiente de alta concentración empezaron a brotar las palabras que tanto estaba esperando. Tras 20 minutos de atenta escucha me invadió una profunda melancolía. Me sentí un niño de primaria que ha recibido sus primeras clases de la escuela, en las que se ha aprendido lo que es la inercia, escuchando una conferencia del premio Nobel de física hablar del acelerador de partículas y las aportaciones que este ha hecho al conocimiento de la anti-materia.

Meditabundo y cabizbajo abandoné discretamente la estancia. Soy una persona feliz y satisfecha con mi vida, pero dos grandes lecciones había aprendido esa misma tarde:

1. El camino que queda por delante es infinitamente mayor que el ya recorrido. El grado de felicidad e iluminación alcanzable por un ser humano es tan inmenso que apenas puedo percibir pequeños destellos de lo que puede llegar a ser.

2. Nunca caigas en la permanente tentación de juzgar a la gente. Un niño, una señora pija o un cincuentón que parece no tener oficio ni beneficio pueden ser personas con una vida interior y una profundidad que tal vez yo nunca llegue a alcanzar.

Muchas gracias Venerable. Tus enseñanzas maravillan por lo inesperadas...


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